UN INFORME SOBRE CONSUMO QUE ENVALENTONA A LA CASA ROSADA

La cúpula del Gobierno escuchó atentamente el informe de Guillermo Oliveto sobre la evolución del consumo y lo que la economía le puede aportar al oficialismo para la elección legislativa de octubre.

El clima que dejó el experto, titular de la consultora W, generó alivio entre los funcionarios a pesar de reconocer “que la reactivación no se nota es un hecho”, según el resumen de un hombre de estrecha confianza del presidente Mauricio Macri.

El extenso trabajo, que se presenta en dos partes, gira en torno del concepto “ consumo, contexto social y clima de época 2017”.

Según Oliveto, el consumidor de estos tiempos está en “modo austero” y los aumentos de tarifas se llevaron buena parte de la mejora del poder de compra de los salarios que se dio a partir de fines de 2016 con la baja de la inflación.

El gasto en las tarifas de luz, gas, peajes, etc, se lleva 4% de los ingresos de las familias, frente a una mejora del poder de compra que el Gobierno calcula fue de 3,3% interanual en el primer trimestre del año.

En tiempos de bolsillo corto, fueron los mayoristas los que le ganaron la carrera a los supermercados, que terminaron siendo los pagadores de la caída del consumo en el rubro alimentos y bebidas.

Los consumidores se siguen pasando de las primeras a segundas marcas en el consumo masivo, y el primer trimestre dejó una mejora sensible en cuatro rubros clave: indumentaria (+57%), motos (+54%), autos (+52%) y despachos de cemento (+5,8%).

Pero eso no alcanza para dar vuelta el dato de que el consumo en promedio bajó 5% aunque sí, según el informe, para hacer crecer la idea de que en materia económica “lo peor ya pasó”.

El concepto de que lo peor habría quedado atrás justificaría el dato de que la aprobación de la gestión del Presidente subió 10 puntos entre febrero y mayo y está en 51%. Y que la desaprobación, según Oliveto, bajó de 40% a 32% en el mismo período.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y su equipo tomaron nota especialmente de uno de los gráficos del estudio, titulado “Las 3 cosas clave que debe lograr el Gobierno para que le vaya bien”. Esas tres cosas son: bajar la inflación, bajar la inseguridad y crear nuevos empleos, y eso terminó de animar a los funcionarios, porque consideran que son objetivos en los que se puede mejorar.

Dicen que están abroquelados al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, en su lucha para bajar a 17% la inflación y creen que los argentinos hoy se mueven en “una zona de confort” con la inflación en 24% anual.

Cuando se despejan los datos de las sensaciones, la visión de los funcionarios es que la máxima aspiración es haber borrado del horizonte los escenarios “disruptivos”.

Ni devaluaciones bruscas ni tarifazos ( la suba del transporte quedó para otro tiempo político) forman parte del panorama de corto plazo.

El primer corte del índice de precios de la Ciudad de Buenos Aires de mayo arrojó una suba de 1,9%. Habitualmente esa medición, de los primeros diez días, suele coincidir con la suba mensual. Para el Gobierno 1,9% en mayo sería un buen dato para la que en la práctica actúa como una “banda” inflacionaria entre el 17% de meta de Sturzenegger para el año y el 21% a 23% en que se mueve el resto de la economía.

Repasando el trabajo sobre consumo, salta a la vista una de las contradicciones oficiales del primer cuatrimestre, que fue el intento de bajar la inflación al mismo tiempo de subir las tarifas de luz y peajes cuando, además, el sector privado le agregó el aumento de los colegios y las prepagas.

Ese contrasentido se prolonga al hecho de pretender una mejora del consumo cuando el aumento de las tarifas se lleva una mayor porción del ingreso de la gente.

Así, la visión oficial fue girando y la posibilidad de una mejora sensible de lo que podría denominarse como “consumo tradicional” queda para otro momento.

Es así, en parte, porque los consumidores viraron hacia las compras en comercios mayoristas y en Internet, una vía que, especialmente en el rubro electrónica, va ganando espacio a pasos acelerados.

Pero, también en la Casa Rosada abonan una idea del presidente del Banco Nación sobre lo que estaría pasando con el bolsillo de las familias.

Según Javier González Fraga, la dinamización de los créditos hipotecarios y la posibilidad de comprar viviendas a plazos más largos con planes indexados está cambiando la forma en que las familias gastan y ahorran.

Si bien esa teoría González Fraga está por comprobarse, los datos sobre el ahorro de los argentinos siguen marcando una tendencia definida hacia el dólar.

El último informe del Estudio Bein sostiene que “mientras el Banco Central pondera el aumento del ahorro, el mismo fue sólo en dólares” y agrega que “desde fines de 2015, los depósitos en pesos de los bancos se redujeron 2,4 puntos del PBI de 15,2% a 12,8%, en tanto que los préstamos en pesos se retrajeron 2,4 puntos del PBI”.

Sin boom de consumo ni cambios de fondo en las tendencias del ahorro de la gente, el Gobierno insiste en trasladar a la visión de los votantes que “lo peor ya quedó atrás”.

Copyright W & Guillermo Oliveto.