YERBA MATE, UNA INDUSTRIA DE $30.000 MILLONES DE VENTAS, PERO DESAFIADA POR LAS TASAS DE INTERÉS Y LA INFLACIÓN

 

El 90% de la yerba producida termina siendo consumida dentro del país

Dulce o amargo. Con agua muy caliente o jugo helado de naranja. En el desayuno o a lo largo del día. El mate, símbolo de la argentinidad si los hay, está presente en casi todas las casas y oficinas del país. Es así, siempre,  todos los días del año, pero el 30 de noviembre tiene un significado especial: se festeja el Día Nacional del Mate, en un año que de acuerdo a los consultados por Infobae "está entre los mejores de los últimos tiempos" en materia de producción.

Guillermo Oliveto, de Consultora W, hace referencia a los "anillos de consumo" en las épocas de recesión, en las que el consumo de ciertos productos se resigna antes que otros. En el núcleo, los intocables, se incluyen la educación, la conectividad, la carne, el agua y el gas. El segundo anillo son los "necesarios ajustables", en el que se incluyen bienes como alimentos, bebidas y transporte.

Este año fuimos de menor a mayor porque se venían arrastrando algunos problemas por la sequía pero principalmente por los problemas de exportación que teníamos para Siria (Re)

Pero hay bienes que existen en la frontera de ambos anillos. Bienes que no son indispensables, pero cuyo consumo es casi un factor estructural. La yerba mate es uno de ellos. "Culturalmente es uno de los productos más instalados en el consumo argentino, tiene muy pocos sustitutos con los que competir", explica Damián Di Pace, director de Focus Market. El especialista en consumo coincide que a la hora de recortar gastos, el kilo de yerba no está entre los primeros puntos en la lista.

Incluso frente al golpe que recibió este año el consumo, con varios productos registrando caídas de más de dos dígitos respecto del año pasado, la yerba en comparación experimentó un recorte mínimo. En el último relevamiento de Focus Market –a través de Scanntech en 55 puntos de venta–, se registró una caída de sólo 2,75% en el primer semestre del 2018.

Eso es a pesar de una inflación que se proyecta en torno a 45% para fin de año y con una suba promedio del precio de 52,9% para los distintos tipos de yerba, entre enero y octubre.

Dos mercados fuertes para la exportación

"La demanda año a año no tiende a fluir demasiado fuerte, es un bien amortizable cuando se piensa que un kilo de yerba es útil para hasta 18 litros de infusión", dijo Alberto Re, presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). El 90% de lo producido en Misiones y Corrientes va dirigido al mercado interno y, en general, el stock que queda de una temporada a otra no es demasiado alto. Pero 2018 fue una excepción.

"Este año fuimos de menor a mayor porque se venían arrastrando algunos problemas por la sequía pero principalmente por los problemas de exportación que teníamos para Siria", consigna el ingeniero a Infobae.

 El INYM estima que se exportaron 31.000 toneladas, cifra que ya superaron en lo que va de este año según sus cifras de septiembre

Entre Siria y Líbano se concentran un 75% de las exportaciones de yerba. Cuando se considera que el valor actual de la yerba de exportación ronda los USD 2 por kilo, un retraso en los envíos del producto no es menor. En todo 2017, el INYM estima que se exportaron 31.000 toneladas, cifra que ya superaron en lo que va de este año según sus cifras de septiembre.

Re comparte la proyección para final de 2018: exportaciones por 40.000 toneladas y ventas en el mercado interno por 260.000 toneladas, lo que da un total de 300.000 toneladas. Dependiendo del valor por kilo que cada empresa o molino cobre en góndolas (el promedio hoy son $100), desde INYM esperan que 2018 cierre con ventas entre $27.000 millones y 30.000 millones.

También enfatizan el hecho que ese número representa el ingreso bruto, es decir no incorpora los costos de producción y logística o los impuestos que pagan los distintos eslabones de la cadena de producción. Tanto los productores, como los secadores y los molinos (que generan el producto final), no son ajenos a los vaivenes económicos de este año.

 En promedio, las empresas del sector están operando con un descalce financiero de 30 días entre pagos y cobranzas

"Uno de los problemas que hay es que el proceso de estacionamiento necesario para la yerba es demasiado largo de manera natural, cerca de un año y medio", dijo Gerardo Vallejos, titular de Cooperativa Yerbatera de Santo Pipó que produce la yerba Piporé. "Con lo cual hoy una práctica común es acelerar el proceso con cámaras de maduración, elevando el costo básico", agregó.

A pesar de la crisis generalizada en el consumo, al primer semestre de 2018, el consumo de yerba mate solo había bajado un 2,75% respecto del año anterior

Sin embargo, considera Vallejos, el cambio más reciente y que generó un golpe mayor se vio en la cadena de pagos y cobranzas. "Con un plazo de cobranza de hasta 90 días para el mercado interno y uno de 60 días para los pagos, en esos 30 días las empresas tienen un descalce financiero complicado porque las tasas actualmente vuelven financiarte a través de un banco en un salvavidas de plomo", afirmó.

La inflación también impacta, según la dirigente cooperativista: "Hay una puja entre el que tiene el dinero y quiere comprar materia prima, y el que quiere sacarse la menor cantidad de materia prima de encima para mantener costos fijos en lugar de producir de más innecesariamente".

Es un año de matices, la yerba mate no afloja.

Copyright W & Guillermo Oliveto.